Entre 414 y 416
1. [v.1]. El título de este salmo es: cántico del salmo de Asaf. He dicho ya varias veces que Asaf significa "congregación" o reunión del pueblo de Dios, y que está en los títulos de muchos salmos. En griego congregación se dice ?sinagoga?, nombre que el pueblo hebreo ha conservado como propio, llamándose Sinagoga, así como el pueblo cristiano es llamado comúnmente Iglesia, que también significa en griego "asamblea convocada".
2. [v.2]. Y así, el pueblo de Dios dice en este salmo: ¡Oh Dios! ¿Quién será semejante a ti? Según creo yo, esta expresión debemos más bien aplicarla a Cristo, que se hizo semejante a los hombres, y quienes lo despreciaron lo tuvieron por un hombre como los demás. Ellos mismos lo contaron como uno de los malhechores1; y esto para ser juzgado. Pero cuando venga a juzgar, entonces se cumplirá lo que aquí se dice: ¡Oh Dios! ¿Quién será semejante a ti? Si los salmos no acostumbrasen a referirse a Cristo el Señor, no se habría dicho aquello que ningún fiel puede dudar que se dijo refiriéndose a él: Tu trono, ¡Oh Dios! permanece para siempre; cetro de rectitud es tu cetro real; has amado la justicia y odiado la impiedad, por eso Dios, tu Dios, te ha ungido con aceite de júbilo sobre todos tus compañeros2. A éste ahora precisamente se le dice: ¡Oh Dios! ¿Quién será semejante a ti? Has querido asemejarte a muchos en la humildad, e incluso hasta semejante a los ladrones que fueron crucificados contigo3; pero cuando vengas en la claridad de tu gloria, ¿Quién será semejante a ti? ¿Qué se dice de extraordinario, cuando se le dice a Dios: Quién será semejante a ti, si estas palabras no fueran dirigidas al que quiso ser semejante a los hombres, tomando la condición de esclavo, pasando por uno de tantos, y presentándose como un simple hombre?4 Por eso no dice: ¿Quién es semejante a ti? Lo que con toda razón se diría si la pregunta fuera dirigida a la divinidad. Pero como está referida a la forma de siervo, aparecerá su desemejanza con los demás hombres cuando se manifieste en su gloria. Por eso prosigue: No te calles ni te contengas, ¡Oh Dios! Porque primeramente se calló para ser juzgado, cuando, como cordero ante el esquilador no abrió su boca, y no quiso manifestar, sino reprimir su potestad. Y para demostrar que la había reprimido, vemos cómo los que venían a prenderlo, cuando él dijo: Yo soy, retrocedieron y cayeron a tierra5. ¿Cómo había de ser apresado y padecer, si él no se hubiera reprimido y contenido, y en cierto modo calmado? Algunos, de hecho, han interpretado así las palabras aquí citadas: No te contengas, ¡Oh Dios! como si dijeran: No te ablandes, ¡Oh Dios! Él mismo había dicho en otro lugar: He callado; pero ¿voy a quedarme siempre callado?6 Al que aquí se le dice: No te calles, en otro salmo de él se dice: Dios, nuestro Dios vendrá manifiestamente, y no callará7. Aquí se le dice: ¡No calles! Pero él calló cuando vino de forma encubierta para ser juzgado; en cambio, no callará cuando venga a juzgar, cuando venga manifiestamente.
3. [v.3]. Mira que tus enemigos se agitan, y los que te odian levantan cabeza. Me da la impresión de que esto se refiere a los últimos tiempos, cuando las voces que ahora se reprimen por el miedo, serán prorrumpidas libre pero irracionalmente, de modo que habrá que llamarles ruido o sonido, más bien que locución o discurso. No será entonces cuando empiecen a odiar, sino que entonces erguirán la cabeza los que te odiaron; no las cabezas, sino la cabeza, porque llegarán a tal punto que tendrán por única cabeza al que se eleva por encima de todo lo que se llama Dios y es adorado: y en esta cabeza se cumplirán plenamente estas palabras: El que se ensalza será humillado8; y además, tendrá lugar lo de que aquel a quien se dice: No te calles ni te reprimas, ¡Oh Dios! lo matará con el aliento de su boca, y lo anulará con el resplandor de su presencia9.
4. [v.4]. Traman planes malignos contra tu pueblo; o como se lee en otros códices: Han planeado decisiones con astucia, y han tramado planes contra tus santos. Esto está dicho en son de burla, porque ¿cuán pudieron dañar al pueblo de Dios o a sus santos, que supieron decir: Si Dios está con nosotros, ¿Quién estará contra nosotros?10
5. [v.5]. Dijeron: venid, destruyámoslos como nación. Se ha usado el singular en lugar del plural, como cuando se dice: ¿De quién es este animal?, refiriéndose a todo un rebaño, y entendiéndose como muchos animales; de hecho algunos códices dicen: De entre las naciones, interpretando los traductores más bien el sentido que la letra. Venid, destruyámoslos como nación. Este sería el rumor con el que más bien alborotaron que hablaron, puesto que inútilmente gritaron sin sentido. Y que nadie recuerde en adelante el nombre de Israel. Esto lo consignaron otros códices más claramente, diciendo: Y que no haya más memoria del nombre de Israel; puesto que la expresión latina ?memoretur nominis? [acordarse del nombre] es inusitada; en su lugar se suele decir: ?memoretur nomen? [recordar el nombre], pero el significado es el mismo; y el que dijo ?acordarse del nombre? (en genitivo) fue por traducir literalmente la frase griega. Israel, sin embargo, aquí debe entenderse también como la descendencia de Abrahán, a la cual dice el Apóstol: Vosotros sois la descendencia de Abrahán, herederos según la promesa11, no el Israel según la carne, del cual dice él mismo: Fijaos en el Israel según la carne12.
6. [v.6]. Están de acuerdo en la conjura, y juntos han tramado un testamento contra ti, como si pudieran ellos ser más fuertes. En la Sagrada Escritura no se denomina testamento únicamente al documento que tiene valor sólo después de la muerte del testador, sino a todo pacto o acuerdo. Y así Labán y Jacob, por ejemplo, estipularon un testamento13, el cual tenía también valor entre vivos, y parecidos a éste se encuentran innumerables pactos en las Sagradas Escrituras.
7. [vv.7-8]. A continuación comienza a enumerar a los enemigos de Cristo, con algunas denominaciones gentiles, cuyo significado lo da a entender suficientemente. En tales nombres, de hecho, se hallan oportunamente simbolizados los enemigos de la verdad. El nombre de Idumeos, por ejemplo, significa sanguinarios o terrenos; el de Ismaelitas, los que se obedecen a sí mismos; no a Dios, sino a sí mismos. El de Moab quiere decir ?del padre?, y la mejor forma de entenderlo es en el mal sentido, teniendo en cuenta la historia de que su padre Lot lo engendró a través de una unión incestuosa con su propia hija, y de ahí le viene el nombre14. Bueno es su padre, pero, lógicamente, si usa de la ley legítimamente15, no de modo incestuoso e ilícito. El nombre de agarenos significa prosélitos, es decir, advenedizos; y con este nombre se designan algunos de entre los enemigos del pueblo de Dios. No aquellos que se integran como ciudadanos, sino los que se mantienen aparentemente como tales, pero en su ánimo conservan una distancia, y se manifiestan cuando encuentran la ocasión propicia para hacer daño. Gebal es valle falso, es decir, aquel que es falsamente humilde. Amón quiere decir pueblo turbulento, o pueblo apesadumbrado. Amalec, pueblo que lame; por eso en otro salmo se dice: Y sus enemigos lamerán la tierra [o que muerdan el polvo]16. Los alienígenas, aunque por su nombre latino signifique extranjeros, y por lo mismo lógicamente enemigos, en hebreo se les dice Filisteos, cuyo nombre significa ?los que caen por la bebida?, como a los que el exceso mundano los ha hecho ebrios. Tiro en hebreo se dice Sor, que significa ?angustia o tribulación?, y según este sentido hay que interpretar lo que de estos enemigos del pueblo de Dios dice el Apóstol: [El Señor dará] angustia y tribulación a toda alma humana que practique el mal17. Así pues, todos estos van siendo enumerados en este salmo: Las tiendas de los idumeos y de los ismaelitas, Moab y los agarenos, Gebal, Amón, Amalec y los extranjeros, junto con los habitantes de Tiro.
8. [v.9]. Y como indicando la razón por la que son enemigos del pueblo de Dios, sigue diciendo: Puesto que Assur viene con ellos. En Assur se suele entender figuradamente el diablo, que obra en los hijos de la incredulidad18, como en instrumentos suyos para combatir al pueblo de Dios. Se han asociado, dice, a los hijos de Lot, ya que todos los enemigos, operando en ellos su príncipe, el diablo, se confederaron para prestar su ayuda a los hijos de Lot. Lot, de hecho, significa ?el que se desvía?, y los ángeles apóstatas están bien designados como ?hijos de la prevaricación?, ya que apartándose de la verdad, se convirtieron en satélites del diablo. Son aquellos de los que dice el Apóstol: No es vuestra lucha contra la carne y la sangre, sino contra los príncipes y las potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus del mal que están en el aire19. Por eso los hombres infieles colaboran con estos enemigos invisibles, en los cuales operan para combatir al pueblo de Dios.
9. [vv. 10-13]. Veamos ahora qué imprecaciones hace el espíritu profético, más bien anunciando que maldiciendo. Dice: Haz con ellos lo que hiciste con Madián y Sísara, lo que hiciste con Jabín en el torrente de Cisón. Perecieron en Endor, y fueron reducidos como a estiércol de la tierra. A todos éstos el pueblo de Israel, que era entonces el pueblo de Dios, los venció y los sometió, según lo atestigua la historia; lo mismo que a los que a continuación conmemora diciendo: Trata a sus caudillos como a Oreb y a Zeb, como a Zebee y a Sálmana20. El significado de estos nombres es el siguiente: Madián es ?el que evita el juicio?; Sísara, ?exclusión de la alegría?; y Jabín ?sabio?; pero en estos enemigos, vencidos por el pueblo de Dios, por sabio debe entenderse aquel del cual dice el Apóstol: ¿Dónde está en sabio? ¿Dónde el letrado? ¿Dónde el intelectual de este mundo?21 Oreb significa ?sequedad?; Zeb, ?lobo?; Zebee, ?víctima?, pero del lobo, ya que él tiene sus víctimas propias; Sálmana, ?sombra de agitación?; todas estas atribuciones se refieren a los malvados, que el pueblo de Dios vence con el bien. En fin, Cisón, en cuyo torrente fueron vencidos, significa ?la dureza de ellos?; y Endor, donde fueron exterminados, se traduce como ?fuente de la generación?, pero la generación carnal, en la cual perecieron, ya que los que los entregados a ella no se preocuparon de la regeneración que conduce a la vida donde ni hombres ni mujeres se casarán, dado que no morirán22. Con razón se dijo de éstos: fueron reducidos como a estiércol de la tierra, puesto que de ellos no se transmitió más que la fecundidad terrena. Y así como todos los enemigos aquí mencionados fueron vencidos por el pueblo de Dios, con un valor simbólico, así también se implora en el salmo que estos otros enemigos sean superados de verdad.
10. Continúa diciendo: Todos los caudillos de aquellos que dijeron: Poseamos en herencia el santuario de Dios. Este es el rumor vano, con el cual, como se dijo más arriba, tus enemigos han alborotado. ¿Y qué hemos de entender por santuario de Dios, sino el templo de Dios, del que dice el Apóstol: Santo es el templo de Dios, que sois vosotros?23 ¿Y qué otra cosa pretenden los enemigos, sino poseer el pueblo de Dios, es decir, subyugarle, a fin de que ceda a sus impíos propósitos?
11. [v.14]. ¿Y qué sigue? Dios mío, haz de ellos como una rueda. Justamente se toma esto significando que no son estables en sus propósitos; aunque, según creo, también puede entenderse la frase haz de ellos como una rueda, en este otro sentido: que la rueda en su parte trasera se levanta al rodar, y en la delantera desciende; así sucede con todos los enemigos del pueblo de Dios. Esto no es un deseo, sino una profecía. Y añadió también: Como paja de cara al viento. De cara quiere decir en presencia. Pues ¿qué cara tiene el viento, que no tiene dimensiones corpóreas, sino que es una especie de movimiento, es decir, un flujo de aire? Pero el viento aquí se pone en lugar de ?tentación?, por la que son arrastrados los corazones inestables y vacíos.
12. [vv.15-16]. Cierto que a la inestabilidad o ligereza, por la que con facilidad se consiente en el mal, le seguirá el pesado tormento; por eso dice a continuación: Como fuego que consume la maleza, como llama que hace arder los montes, así tú los perseguirás a ellos con tu tempestad y los consumirás con tu ira. Dice maleza refiriéndose a la esterilidad, y montes por su engreimiento. Así son los enemigos del pueblo de Dios: vacíos de justicia y llenos de soberbia. Dice fuego y llama repitiendo lo mismo con distintas palabras, queriendo, que se entienda a Dios que juzga y castiga. Lo que dice: con tu tempestad, lo explica luego diciendo: con tu ira. Y los perseguirás, que dice más arriba, es lo mismo que añade después: los consumirás. Naturalmente, debemos recordar que la ira de Dios se da sin ninguna afección turbulenta. Se llama ?ira divina? al justo motivo de castigo. Como si se dijese que la ley se aíra, cuando sus ministros, movidos por ella, sancionan con un castigo.
13. [vv.17-19]. Cubre su rostro de vergüenza, y buscarán tu nombre, Señor. Aquí se les profetiza, sin duda, un bien apetecible; y no se les profetizaría esto, si en aquella sociedad de los enemigos del pueblo de Dios no hubiera hombres a los cuales se les ofreciesen también estos bienes antes del juicio final. Incluso ahora existen estos mismos, integrados en un único cuerpo con los enemigos, si nos fijamos en su envidia, por la que intentan emular al pueblo de Dios. De hecho ahora, donde pueden alborotan, y levantan la cabeza, pero en privado, por partes, no en multitud, como sucederá al fin del mundo, al acercarse el juicio final. Sin embargo, en este mismo grupo o cuerpo hay algunos que creerán y pasarán al otro cuerpo (son éstos los que, llena la cara de vergüenza, buscarán el nombre del Señor). Y hay otros que perseverarán en la malicia hasta el final, y que serán puestos como paja ante la faz del viento, y serán abrasados como la maleza y los montes sin fruto. A éstos se dirige de nuevo diciéndoles: Que se avergüencen, y sean abrumados para siempre. No se abrumarán para siempre los que buscan el nombre del Señor. Pero recapacitando sobre el horror de sus pecados, se abrumarán, sí, pero para buscar el nombre del Señor, por lo cual ya no se abrumarán más.
14. De nuevo se dirige a los que en la misma sociedad de los enemigos han de sufrir confusión, pero para que no sean confundidos eternamente; y han de ser destruidos en cuanto a su maldad, para que, haciéndose buenos, se salven para siempre. Después de haber dicho de éstos: sean confundidos y perezcan, añade inmediatamente: Y reconozcan que tu nombre es el Señor; que tú sólo eres altísimo sobre toda la tierra; y llegando a este conocimiento, sean confundidos de tal manera que se hagan de tu agrado; que perezcan, pero de manera que permanezcan. Reconozcan, dice, que tu nombre es ?el Señor?; como si a todos los demás que se llaman señores, no fuese este su verdadero nombre, y no les conviene este apelativo a cualquiera, ya que mandan servilmente, y por tanto no son señores, ni se deben comparar al Señor. Por eso se dijo: Yo soy el que soy24; dando a entender que las cosas que fueron creadas como que no existieran, comparadas con su Creador. Y lo que añade: tú eres el único altísimo en toda la tierra, o, como dicen otros códices, sobre toda la tierra, ha de entenderse también sobre, o en todo el cielo; ha preferido decir esto para rechazar la soberbia terrena, pues deja de ensoberbecerse la tierra, o sea, el hombre, cuando se le dice: Eres tierra25; y también: ¿Por qué se ensoberbece la tierra y la ceniza26, cuando reconoce que el Señor es altísimo sobre toda la tierra, es decir, que de nada sirven las tramas de cualquier hombre contra los que, según el designio de Dios, son llamados, y de ellos se dice: Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?27