EXPOSICIÓN PRIMERA DEL SALMO 21

Traducción: José Cosgaya García, OSA

Revisión: Pío de Luis Vizcaíno, OSA

1. [v.1] Para el fin, en razón de la acogida matutina, salmo de David. Para el fin, en razón de su resurrección habla el Señor Jesucristo mismo, pues en el primer día de la semana1 fue matutina su resurrección, por la cual fue acogido en la vida eterna, él sobre quien la muerte no dominará más2. Por otra parte, esas cosas se dicen en función del Crucificado. Efectivamente, del principio de este salmo vienen las palabras que él gritó3 cuando pendía de la cruz, pues conservaba asimismo el papel del hombre viejo, con cuya condición mortal cargó. Efectivamente, nuestro hombre viejo fue clavado en la cruz con él4.

2. [v.2] Dios, Dios mío, mírame. ¿Por qué me has abandonado lejos de mi salvación? Te has puesto lejos de mi salvación, porque la salvación está lejos de los pecadores5. Las palabras de mis delitos: efectivamente, estas palabras son no de justicia, sino de mis delitos, pues habla el hombre viejo clavado en la cruz6, el cual ignora incluso por qué lo ha abandonado Dios. O en todo caso, lejos de mi salvación están las palabras de mis delitos.

3. [v.3] Dios mío, gritaré a ti durante el día y no escucharás: Dios mío, gritaré a ti en las situaciones prósperas de esta vida, para que no se cambien, y no escucharás porque gritaré a ti con las palabras de mis delitos. Y de noche, mas no para que yo ignore: por supuesto, también gritaré en las adversidades de esta vida para que se vuelvan prósperas, e igualmente no escucharás. Esto haces no para que yo ignore sino, más bien, para que sepa cómo quieres que grite: no con las palabras de los delitos, por el deseo de la vida temporal, sino con las palabras de la conversión a ti, para la vida eterna.

4. [v.4] Pero tú habitas en lo santo, alabanza de Israel: pero tú habitas en lo santo y, por eso, no escucharás las inmundas palabras de los delitos. Alabanza del que te ve, no de quien buscó su alabanza en degustar el alimento prohibido, de forma que, abiertos los ojos corporales, intentó esconderse de tu presencia7.

5. [v.5] En ti esperaron nuestros padres: a saber, todos los justos, que no buscaban su alabanza sino la tuya, esperaron y los libraste.

6. [v.6] A ti gritaron y fueron puestos a salvo: a ti gritaron, no con las palabras de los delitos, de los que está lejos la salvación, y por eso fueron puestos a salvo. En ti esperaron, y no quedaron confundidos: en ti esperaron, y la esperanza no los defraudó, pues no la pusieron en sí mismos.

7. [v.7] Pero yo soy un gusano, y no un hombre: pero yo, que no hablo ya en el papel de Adán, sino yo propiamente, Jesucristo, superior a los hombres, en la carne nací sin ayuda del semen, para estar en el hombre por si, al menos así, la soberbia humana se dignaba imitar mi humildad. Oprobio de los hombres y rechazo de la plebe: en esa humildad quedé hecho oprobio de los hombres, hasta el punto de que como injuria insultante se dijera: Seas tú discípulo suyo8, y de que la plebe me despreciase.

8. [v.8] Todos los que me miraban se burlaban de mí: todos los que me miraban se mofaban de mí. Y hablaron con los labios y movieron la cabeza: y hablaron no con el corazón, sino con los labios.

9. [v.9] Efectivamente, con mofa movieron la cabeza, mientras decían: Esperó en el Señor, líbrelo; póngalo a salvo, porque le quiere. Estas eran las palabras, pero se decían con los labios.

10. [v.10] Porque tú eres quien me extrajiste del vientre: porque eres tú quien me extrajiste no solo de aquel vientre virginal —de hecho, para todos los hombres la ley de nacer es esta, ser extraídos del vientre—, sino también del vientre de la raza judía, en cuyas tinieblas está oculto, y aún no ha nacido a la luz de Cristo, todo el que pone la salvación en la observancia carnal del sábado, de la circuncisión y de las demás cosas por el estilo. Mi esperanza desde los pechos de mi madre: mi esperanza es Dios, no desde que comencé a ser amamantado por los pechos de la Virgen, ya que, evidentemente, también lo era antes, sino que, como he dicho acerca del vientre, me extrajiste de los pechos de la Sinagoga, para que no mamase la costumbre carnal.

11. [v.11] En ti he sido robustecido desde el seno: este es el seno de la Sinagoga, el cual no me soportó hasta el final, sino que me arrojó; ahora bien, no caí, porque me mantuviste. Desde el vientre de mi madre tú eres mi Dios. Desde el vientre de mi madre: el vientre de mi madre no logró que cual pequeñuelo me olvidase de ti.

12. [v.11—12] Mi Dios eres tú, no te apartes de mí, porque la tribulación está próxima. Mi Dios, pues, eres tú, no te apartes de mí, porque la tribulación está junto a mí; efectivamente, está en mi cuerpo. Porque no hay quien ayude: en efecto, ¿quién ayuda, si tú no ayudas?

13. [v.13] Me circundaron muchos novillos: me circundó la multitud de la plebe disoluta. Toros lustrosos me asediaron: y los jefes de ella, alegres por mi opresión, me asediaron.

14. [v.14] Abrieron contra mí su boca: abrieron contra mí la boca, basándose no en tus Escrituras sino en sus apetencias desordenadas. Como león rapaz y rugiente: como león cuya presa es que yo, capturado, fui conducido, y su rugido fue: ¡Crucifica, crucifica!9

15. [v.15] Como agua me derramé, y se dispersaron todos mis huesos: como agua me derramé, cuando cayeron mis perseguidores, y por el pánico se dispersaron lejos de mí mis discípulos, soportes del cuerpo, esto es, de la Iglesia. Mi corazón se ha hecho como cera que se derrite, en medio de mi vientre: mi sabiduría, que en los santos libros ha quedado escrita acerca de mí, dura y oculta, por así decirlo, no se entendía; pero, después que sobrevino el fuego de mi pasión, licuada, por así decirlo, se manifestó y fue acogida en la memoria de mi Iglesia.

16. [v.16] Mi fuerza se secó como una teja: mi fuerza se secó en la pasión, no como hierba10, sino como teja a la que el fuego hace más consistente. Y mi lengua se pegó a mis fauces: y aquellos mediante los cuales iba a hablar yo, guardaron consigo mis preceptos11. Y me hiciste bajar al polvo de muerte: y me hiciste bajar a los impíos, destinados a la muerte, a los que el viento arroja de la faz de la tierra como al polvo12.

17. [v.17] Porque me circundaron muchos perros: porque me circundaron muchos que ladran no en pro de la verdad, sino en pro de su forma de vida. Una asociación de maquinadores me circundó. Perforaron mis manos y mis pies: perforaron con clavos mis manos y mis pies.

18. [v.18] Contaron todos mis huesos: contaron todos mis huesos, extendidos en el madero de la cruz. Esos mismos, en verdad, me contemplaron y miraron: esos mismos, en verdad, esto es, no cambiados, me miraron y contemplaron.

19. [v.19] Se repartieron mis vestidos y echaron a suerte mi ropa.

20. [v.20] Pero tú, Señor, no alejes de mí tu socorro: pero tú, Señor, resucítame no al final del mundo, como a los demás, sino al instante. Mira por mi defensa: mira que no me dañen en nada.

21. [v.21] Libra de la frámea mi alma: libra mi alma de la lengua que produce disensión. Y de la garra del perro a mi única: y del poder del pueblo que ladra por costumbre, libra a mi Iglesia.

22. [v.22] Ponme a salvo de la boca del león: ponme a salvo de la boca del reino mundano. Y de los cuernos de los unicornios, mi humildad: y de las ínfulas de los soberbios, que se yerguen aisladamente y no aguantan a compañeros, pon a salvo mi pequeñez.

23. [v.23] Hablaré de tu nombre a mis hermanos: hablaré de tu nombre a los humildes y a mis hermanos, que se aman recíprocamente como han sido amados por mí13. En medio de la Iglesia te ensalzaré cantando: gozoso, en medio de la Iglesia te elogiaré.

24. [v.24] Los que teméis al Señor, alabadle: los que teméis al Señor no busquéis vuestra alabanza, sino alabadle a él. Linaje todo de Jacob, glorificadle: glorificadle, linaje todo de ese a quien servirá el mayor14.

25. [v.25] Que le tema todo el linaje de Israel: que le teman todos los nacidos a nueva vida y restaurados para la visión de Dios. Porque no desdeñó ni despreció la súplica del pobre: porque no desdeñó la súplica no de ese que, al gritar hacia Dios con palabras de delitos, no quería pasar al otro lado de la vida vana, sino la súplica del pobre, que no se hincha con pompas que pasan. Ni apartó de mí su rostro, como de aquel que decía: Gritaré a ti y no escucharás15. Y, cuando gritaba hacia él, me escuchó.

26. [v.26] Mi alabanza está en ti, pues no busco mi alabanza, porque mi alabanza eres tú, que habitas en el santuario16, y al santo que te suplicaba lo escuchas ya, alabanza de Israel. En la Iglesia grande te confesaré: en la Iglesia de todo el disco de las tierras te confesaré. Entregaré mis ofrendas ante quienes le temen: entregaré los sacramentos de mi cuerpo y de mi sangre ante quienes le temen.

27. [v.27] Comerán los pobres y se saciarán: comerán los humildes y quienes desprecian el siglo, e imitarán, pues así ni ansiarán la abundancia de bienes de este mundo ni temerán su escasez. Y alabarán al Señor quienes le buscan con afán: efectivamente, la alabanza del Señor es eructo de la saciedad que él produce. Sus corazones vivirán por los siglos de los siglos: porque él es el alimento del corazón.

28. [v.28] Se acordarán y se volverán hacia el Señor todos los confines de la tierra. Se acordarán, pues Dios se les había ido de la memoria a las naciones, nacidas mortalmente, y que aspiraban a las cosas exteriores, y entonces se volverán hacia el Señor todos los confines de la tierra. Y adorarán en su presencia todas las familias de las naciones: y adorarán en sus conciencias todas las familias de las naciones.

29. [v.29] Porque del Señor es el reino, y él dominará sobre las naciones: porque del Señor es el reino, no de los hombres soberbios, y él dominará sobre las naciones.

30. [v.30] Comieron y adoraron todos los ricos de la tierra: comieron el cuerpo de la condición humilde de su Señor incluso los ricos de la tierra, pero no se hartaron como los pobres, hasta llegar a la imitación; pero en todo caso, le adoraron. En su presencia se derrumbarán todos los que bajan a la tierra, pues él solo ve cómo se derrumban todos los que, tras abandonar la conducta celestial, en la tierra eligen parecer felices ante los hombres, que no ven su ruina.

31. [v.31] Y mi alma vivirá para él: y mi alma, que, por su desprecio de este mundo parece a los hombres estar muerta, vivirá no para sí, sino para él. Y mi descendencia le servirá: y mis obras, o quienes por medio de mí crean en él, le servirán.

32. [v.32] Se anunciará al Señor la generación venidera: en honor del Señor se anunciará la generación del Nuevo Testamento. Y anunciarán su justicia: y los evangelistas anunciarán su justicia. Al pueblo que nacerá, el que hizo el Señor: al pueblo que en virtud de la fe nacerá para el Señor.