SERMÓN 228 A (= frag. Verbraken29)

Traductor: Pío de Luis, OSA

Los sacramentos pascuales

Su muerte fue muerte al pecado de una vez para siempre; su vida es vida para Dios. Así, pues, considerad que también vosotros habéis muerto al pecado, pero que vivís para Dios en Cristo Jesús1. Éste es el misterio en el que experimentan el ocaso de la vida vieja e inician el ingreso en la nueva los bautizados. Por eso dice también: Con él hemos sido sepultados por el bautismo para la muerte, para que como Cristo resucitó de entre los muertos, así también nosotros caminemos en la vida nueva2. Por medio de este misterio, démonos cuenta de que hemos muerto con Cristo al pecado y que vivimos en Cristo para la justicia. En la cruz está el dolor de los confesos; en la sepultura, el descanso de los absueltos (y en la resurrección, la vida de los justos).