SERMÓN 222

Traductor: Pío de Luis, OSA

Estar alerta frente al diablo

Aunque ya la misma solemnidad de esta noche santa os exhorta, amadísimos, a velar y a orar, es deber mío dirigiros unas palabras para que también la voz del pastor ponga al rebaño del Señor en estado de alerta contra quienes se le oponen y le envidian: las potestades y los gobernantes de estas tinieblas, cual si fuese contra bestias nocturnas. Como dice el Apóstol: Nuestra lucha no es contra la carne ni contra la sangre, es decir, contra hombres débiles por la mortalidad de su cuerpo, sino contra los príncipes, las potestades y los gobernantes del mundo de estas tinieblas, contra los espíritus malvados de los aires1. Y no penséis que, al decir esto, el Apóstol está indicando que el diablo y sus ángeles gobiernan este mundo del que está escrito: Y el mundo fue hecho por él2. Pues, habiendo mencionado los gobernantes del mundo, para que nadie entendiese bajo la palabra «mundo» lo que en numerosos lugares de la Escritura se designa con el nombre de «cielo y tierra», añadió a continuación, como para aclararlo: de estas tinieblas, es decir, de los infieles. Por ese motivo dice a los ya fieles: Fuisteis en otro tiempo tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor3. Estos espíritus malvados moran, pues, en los cielos; no donde brillan los astros, ordenadamente dispuestos, y donde habitan los ángeles, sino en este oscuro recinto de la capa inferior de la atmósfera donde se amontonan las nubes. Y, sin embargo, está escrito: Quien cubre el cielo de nubes4. Allí vuelan también las aves, que se llaman, no obstante, las aves del cielo5. En estas regiones celestes, pues, no en las esferas superiores, donde reina la tranquilidad, es donde habitan esos espíritus malvados en extremo, contra quienes tenemos entablada una batalla espiritual, para que, una vez vencidos los ángeles malos, gocemos plenamente de aquel premio que nos asocie a los ángeles buenos en una eternidad incorruptible. Por esa razón, para manifestar el imperio tenebroso del diablo, dice en otro lugar el mismo Apóstol: Según el espíritu de este mundo, según el príncipe de las potestades de este aire, que actúa ahora en los hijos de la incredulidad6. El espíritu de este mundo y los gobernantes del mundo se equivalen. Y como allí quedó claro que entendía por mundo a los hijos de la incredulidad, lo mismo aquí cuando añadió: de estas tinieblas. Allí dice príncipe de las potestades del aire; aquí en las esferas celestes7. Demos gracias, pues, a Dios, que nos libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al reino del Hijo de su amor8. Separados de aquellas tinieblas por la luz del Evangelio y rescatados de aquellas potestades por su sangre preciosa, vigilad y orad, para que no os sobrevenga la tentación9. El príncipe de este mundo ha sido arrojado fuera10 de los corazones de quienes tenéis la fe que actúa por el amor11; pero, cual león rugiente, ronda el exterior buscando a quién devorar12. No dejéis, pues, lugar al diablo13, que desea entrar por dondequiera que sea; al contrario, habite en vuestro interior quien, sufriendo por vosotros, lo arrojó fuera. Cuando él ejercía su imperio sobre vosotros, fuisteis en otro tiempo tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; caminad como hijos de la luz14. Manteneos despiertos en la madre luz contra las tinieblas y sus rectores, y orad al Padre de las luces desde el seno de esa vuestra madre, la luz.