SERMÓN 121

Traductor: Pío de Luis Vizcaíno, o.s.a.

La Palabra creadora y encarnada (Jn 1,10—14)

1. Así, pues, Cristo estaba en el mundo y el mundo fue hecho por él y el mundo no lo conoció1. ¿Qué mundo fue hecho por él? ¿Qué mundo no lo conoció? El mundo, desde luego, que no lo conoció no es el mundo hecho por él. ¿Qué mundo fue hecho por él? El cielo y la tierra. ¿Cómo no lo conoció el cielo, si en su pasión se oscureció el sol?2 ¿Cómo no lo conoció la tierra si tembló cuando él pendía de la cruz?3 Pero el mundo no lo conoció4: el mundo que tiene por príncipe a aquel de quien se dijo: Ved que viene el príncipe de este mundo, pero en mí no halló nada5. Se llama mundo a los hombres malos, a los hombres incrédulos. Recibieron ese nombre de lo que aman. Amando a Dios, somos hechos dioses; luego amando al mundo, se nos llama mundo. Pero Dios estaba en Cristo, reconciliando el mundo consigo6. El mundo, pues, no lo conoció; mas ¿no lo conoció nadie?

2. Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron7. A su casa... Todo es suyo, pero se llama «su casa» al pueblo del que procedía su madre, del que había tomado carne; a aquellos a los que había mandado delante de sí pregoneros de su llegada, a los que había dado la ley, a los que había rescatado de la esclavitud de Egipto, y a cuyo padre, Abrahán, había elegido. Pues dijo con toda verdad: Antes que Abrahán, yo soy8. Y no dijo: «Antes de que existiera Abrahán, yo soy», o «antes de que haya existido Abrahán, fui creado yo», o «antes de que Abrahán haya existido, yo soy». Pues en el principio la Palabra existía9, no había sido hecha. Así, pues, vino a su casa y los suyos no lo recibieron.

3. Mas a cuantos lo recibieron...10. De allí, en efecto, eran los apóstoles, que lo recibieron; de allí, los que llevaban ramos delante de su cabalgadura. Le precedían o le seguían, alfombrando el suelo con sus ropas, y gritaban con gran voz ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!11 Entonces le dijeron los fariseos: Haz callar a los niños12); que no te digan tales cosas. Pero él les replicó: Si callan estos, gritarán las piedras13. Nos estaba viendo a nosotros cuando decía esto último: Si callan estos, gritarán las piedras. ¿Quiénes son esas piedras sino los que dan culto a las piedras? Si callan los niños judíos, gritarán los gentiles, grandes y pequeños. ¿Quiénes son esas piedras, sino aquellos de quienes habla el mismo Juan que viene para dar testimonio de la luz?14 Al ver que los judíos se gloriaban de pertenecer al linaje de Abrahán, les dice: ¡raza de víboras!15 Ellos se proclamaban hijos de Abrahán, pero él les llama raza de víboras. ¿Ultrajaba a Abrahán? ¡Ni mucho menos! Les daba un nombre conforme a su conducta, porque, si fueran hijos de Abrahán, imitarían a Abrahán. Así contesta el Señor mismo también a los que le dicen: Nosotros somos libres, y nunca hemos sido esclavos de nadie; tenemos por padre a Abrahán16. A lo que él replica: Si fuerais hijos de Abrahán, haríais las obras de Abrahán. Vosotros queréis matarme porque os digo la verdad, y eso no lo hizo Abrahán17. Por él fuisteis engendrados, pero habéis degenerado. ¿Qué les dice, pues, Juan? Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira que está para llegar? —la razón era que iban a bautizarse con el bautismo de Juan en señal de penitencia—; ¿quién os ha enseñado a huir de la ira que está para llegar? Haced, pues, fruto digno de penitencia y no digáis en vuestros corazones: «Tenemos a Abrahán por padre», pues Dios tiene poder para hacer de estas mismas piedras hijos de Abrahán18. Dios es poderoso para hacer de estas piedras a los hijos que veía en espíritu. Se lo decía a ellos pero nos veía a nosotros por anticipado. Dios tiene poder para hacer de estas piedras mismas hijos de Abrahán. ¿De qué piedras? Si callan estos, gritarán las piedras. Lo acabáis de escuchar y habéis gritado. Se ha cumplido: gritarán las piedras. En efecto, provenimos de la gentilidad; en las personas de nuestros padres adoramos las piedras. Por esa razón se nos llamó perros. Recordad lo que aquella mujer que gritaba tras el Señor oyó de su boca por ser cananea, veneradora de ídolos, esclava de los demonios. ¿Qué le dijo Jesús? No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perros19. ¿Nunca habéis observado cómo los perros lamen las piedras grasientas? Así son todos los que adoran a los ídolos. Mas a vosotros os ha llegado la gracia: y a cuantos le recibieron les dio poder llegar a ser hijos de Dios20. Ahí tenéis a los recién nacidos: Les dio poder llegar a ser hijos de Dios. ¿A quiénes se lo dio? A los que creen en su nombre21.

4. Y ¿cómo llegan a ser hijos de Dios? Los cuales no nacieron de sangres, ni de deseo de la carne, ni de deseo de varón, sino de Dios22. Recibido el poder llegar a ser hijos de Dios, nacieron de Dios. Entended, pues: estos han nacido de Dios, una vez recibido el poder llegar a ser hijos de Dios. Han nacido de Dios, no de sangres. ¿Cómo es el primer nacimiento? ¿Cómo es el nacimiento desdichado, producto de la desdicha? En cambio, los que han nacido de Dios, ¿qué era aquello de donde habían nacido antes? De la mezcla de sangres, de las sangres del varón y de la mujer, de la mezcla de la carne del varón y de la mujer: de allí habían nacido. ¿De dónde han nacido ahora? El primer nacimiento proviene de varón y hembra; el segundo, de Dios y de la Iglesia.

5. Ved que han nacido de Dios23. ¿Cómo sucedió que nacieran de Dios quienes antes habían nacido de los hombres? ¿Cómo sucedió para habitar entre nosotros24? ¡Trueque admirable! Él se hace carne y éstos se hacen espíritu. ¿Qué significa esto? ¡Qué condescendencia, hermanos míos! Levantad el ánimo a esperar y recibir cosas mejores. No os entreguéis a las apetencias mundanas. Fuisteis comprados a un precio25: por vosotros se hizo carne la Palabra; por vosotros se hizo hijo del hombre quien era Hijo de Dios para que los que erais hijos del hombre fuerais hechos hijos de Dios. ¿Qué era él? ¿Qué se hizo? ¿Qué erais vosotros? ¿Qué habéis sido hechos? Él, que se hizo hijo del hombre, era Hijo de Dios; vosotros, que habéis sido hechos hijos de Dios, ¿erais hijos de hombres? Compartió con nosotros males y nos iba a dar sus bienes. Pero él dista mucho de nosotros aun en el mismo hacerse hijo del hombre. Nosotros somos hijos del hombre mediante la concupiscencia de la carne. Él es hijo del hombre merced a la fe de una virgen. La madre de cualquier hombre ha concebido tras mantener una relación sexual: todo hombre ha nacido de dos hombres: su padre y su madre. Cristo, en cambio, nació del Espíritu Santo y de la virgen María. Llegó a nosotros, pero no se apartó mucho de sí; más aún, de sí, en cuanto es Dios, nunca se apartó, pero le añadió lo propio de nuestra naturaleza. Accedió a lo que no era, no perdió lo que era; se hizo hijo de hombre, pero no dejó de ser Hijo de Dios. Por eso es el Mediador que está en el medio. ¿Qué significa «en el medio»? Ni arriba ni abajo. ¿Cómo ni arriba ni abajo? Ni arriba, por ser carne, ni abajo, por no ser pecador, pero, en cuanto Dios, siempre está arriba. Efectivamente, no vino a nosotros abandonando al Padre. Se alejó de nosotros, se alejó pero no nos abandonó; volverá a nosotros, pero no abandonará al Padre.