SERMÓN 31

Traductor: Pío de Luis, OSA

Comentario del Sal 125,5

1. 1. El salmo cantado al Señor parece que atañe a los santos mártires, pero, si somos miembros de Cristo, como en realidad debemos serlo, entendamos que nos atañe a todos nosotros: Los que siembran con lágrimas, cosecharán con alegría. Al ir, iban llorando, arrojando la semilla; al volver vendrán con gozo, trayendo sus gavillas 1. ¿A dónde van y de dónde vienen? ¿Qué siembran con lágrimas? ¿De qué semillas se trata? ¿De qué manojos? Van a la muerte, vienen de la muerte; van cuando nacen, vienen al resucitar: sembrando buenas obras, recogiendo un premio eterno. Así, pues, nuestra simiente es todo lo bueno que hacemos; nuestros manojos, lo que al final vamos a recibir. Si la simiente es buena, si las obras son buenas, ¿cuál es el motivo de las lágrimas, siendo así que Dios ama al que da con alegría 2?

2. Ved, en primer lugar, amadísimos, cómo estas palabras atañen sobre todo a los mártires. Nadie ha gastado tanto como quienes se gastaron a sí mismos, según señala el apóstol Pablo: También yo mismo me gastaré por vuestras almas 3. Se gastaron a sí mismos confesando a Cristo y cumpliendo con su ayuda lo que está dicho: Te sentaste a una mesa suntuosa, sábete que conviene que tú prepares cosas semejantes 4. ¿Cuál es la mesa suntuosa, sino aquella en que recibimos el cuerpo y sangre de Cristo? ¿Qué significa sábete que conviene que tú prepares cosas semejantes, sino lo que dice San Juan: De la misma manera que Cristo dio su vida por nosotros, también nosotros debemos dar la vida por los hermanos? 5 Ved cuánto gastaron. 2. Pero ¿es verdad que perecieron, habiendo recibido del Señor la seguridad hasta de un cabello 6? ¿Perece la mano cuando no perece ni el vello? ¿Perece la cabeza cuando no se pierde ni un cabello? 7 Cuando no desaparece la pestaña, ¿desaparece el ojo? Así, pues, teniendo esta gran seguridad, se gastaron a sí mismos. Sembremos, pues, siempre buenas obras, mientras tenemos tiempo, porque dice el Apóstol: Quien siembra escasamente, escasamente cosechará 8. Mientras tengamos tiempo, no nos cansemos de obrar el bien a todos, especialmente a los hermanos en la fe 9. E insiste: No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo recogeremos la cosecha 10. El que se cansa de sembrar no podrá gozar de la recolección.

3. ¿Por qué, entonces, siembran con lágrimas, si todas nuestras obras deben ir acompañadas de alegría 11? De los mártires podemos afirmar ciertamente que sembraron con dolor, pues lucharon aguerridamente y se vieron envueltos en grandes tribulaciones. Para consolarlos en sus lágrimas, Cristo los trasfirió y transfiguró en sí mismo, y dijo: Mi alma está triste hasta la muerte 12. Sin embargo, hermanos míos, me parece que nuestra Cabeza se compadeció de sus miembros más débiles para que no perdiesen la esperanza ni, dado como es la fragilidad humana, se turbasen al acercárseles la muerte, ni dijesen que ellos no pertenecían a Dios, pues, en caso de pertenecer, estarían llenos de gozo. Por este motivo, Cristo dijo antes que ellos: Mi alma está triste hasta la muerte. Padre, si puede ser, pase de mí este cáliz 13. ¿Quién dice esto? ¿Qué poder? ¿Qué debilidad? Escuchad lo que dice: Tengo poder para entregar mi alma y poder para recuperarla de nuevo. Nadie me la quita, sino que yo la entrego y la recupero de nuevo 14. Este Poder estaba triste cuando hacía lo que no haría si no quisiese. Lo hizo por poder, no por necesidad proveniente de su condición; porque él quiso, no porque el judío pudo. Así, pues, transfiguró en sí mismo los miembros débiles de su cuerpo. Y quizá se dijo con referencia a ellos, los más débiles: Los que siembran con lágrimas recogen con gozo 15. Pues no sembraba con lágrimas aquel gran predicador de Cristo cuando decía: Estoy a punto de ser inmolado y el momento de mi partida es inminente. He combatido el buen combate, he llegado a la meta, he conservado la fe; por lo demás, ahora me aguarda la corona de justicia, corona de manojos; me aguarda -dice- la corona de justicia que aquel día me entregará el justo Juez 16. Como si hubiera dicho: me dará la cosecha aquél a quien me entregué como semilla. Estas palabras, hermanos, en cuanto se nos ha dado a entender, son palabras de persona contenta y alegre, no de plañidera. ¿Acaso cuando las pronunciaba estaba llorando? ¿Acaso no era semejante al que da alegremente, a quien ama Dios 17? 3. Refiramos, pues, estas palabras a los débiles para que tampoco se desesperen quienes han sembrado con lágrimas, porque, aunque sembraron con lágrimas, pasará todo dolor y llanto. Pasará también la tristeza que tiene fin y llegará la alegría que carece de él.

4. Sin embargo, amadísimos, ved cómo nos atañe a todos lo que está escrito: Los que siembran con lágrimas cosecharán con gozo. Al ir, iban llorando, arrojando la semilla; al volver, vendrán con gozo, trayendo sus gavillas 18. Escuchadme por si, con la ayuda del Señor, puedo explicar cómo nos atañen a todos las palabras: Al ir, iban llorando 19. Desde que nacemos estamos en marcha. ¿Quién se está quieto? ¿Quién no se ve obligado a ponerse en marcha desde que entró en el camino? Nace un niño y, al crecer, está en marcha; su muerte es el fin del camino. Se ha de llegar al final, pero con alegría. ¿Quién hay que no llore en este nuestro camino en mal estado, cuando el mismo recién nacido comienza la vida con lágrimas? Ciertamente, el recién nacido, cuando nace y de la angostura del seno es arrojado a la anchura del mundo, pasa de la oscuridad a la luz. Y, no obstante venir de las tinieblas a la luz, puede llorar, no puede ver. Pues esta vida es tal que, si gozas aquí, teme que sea un engaño; cuando, en cambio, se llora, ruega para evadirte del mal. A una tribulación sucede otra. Los hombres ríen y los hombres lloran; pero hay que llorar por lo que los hombres ríen. Uno llora sus pérdidas, otro llora por la opresión que sufre, pues ha sido encarcelado; otro porque perdió por la muerte a un ser querido. Uno llora por una cosa, otro por otra. ¿Por qué llora el justo? En primer lugar llora por todas estas cosas, pues el justo llora con sinceridad por los que estérilmente lloran. Llora por los que lloran, llora por los que ríen, porque los que lloran por cosas vanas lloran inútilmente, y los que ríen por cosas frívolas, ríen para su mal. El justo llora siempre y, por tanto, llora más que los demás.

5. Pero vendrán con gozo, trayendo sus gavillas 20. ¿Ves, pues, que un hombre justo esté alegre, cuando realiza una obra buena? Efectivamente se pone alegre. Dios ama al que le da con alegría 21. ¿Cuándo, pues, llora? En el momento en que presenta sus buenas obras en la oración. El salmo quiere recomendar las oraciones de los santos, las de los peregrinos, las de quienes se fatigan en este mundo 22, las de los amantes, las de los que lloran 23, las de quienes están suspirando por la patria eterna hasta que, una vez vista, se sacien los que ahora se encuentran abatidos. Efectivamente, hermanos míos, mientras vivimos en el cuerpo, somos peregrinos lejos del Señor 24. Un peregrino que no llora, nodesea la patria. Derrama lágrimas si deseas lo que aún no tienes. Porque, ¿cómo vas a decir a Dios: colocaste mis lágrimas en tu presencia 25? ¿Vas a decir a Dios: mis lágrimas fueron mi pan día y noche 26? Se han convertido para mí en pan: consolaron al que gemía, saciaron al que hambreaba. Mis lágrimas se convirtieron para mí en pan día y noche. ¿A qué es debido? Mientras se me dice a diario: ¿Dónde está tu Dios? 27 ¿Qué justo no ha derramado esa clase de lágrimas? Quien no ha llorado, no ha lamentado ser peregrino. ¿Con qué cara llega a la patria quien no suspiró por ella en el camino? ¿No es verdad que se nos dice a diario: dónde está tu Dios? Aprended, hermanos, aprended a ser de ese reducido número. Vivid bien, caminad por el camino de Dios 28 y advertid que oís: ¿dónde está tu Dios? 29 Seréis felices si os toca oírlo y desgraciados si sois los que lo decís. Pues cuando tratamos de defender la fe cristiana y se nos arguye: «Ved que se predica el nombre de Cristo en todas partes; ¿por qué abundan los males?», ¿qué se nos quiere decir sino: dónde está tu Dios? Quien lo oye llora, porque quien lo dice perece.

5. 6. Son las lágrimas de los hombres piadosos, las de los santos, las que indican cómo es su oración. El piadoso obra bien y está alegre; pero llora para obrar bien y llora porque ha obrado bien. Al llorar pide obrar bien; al llorar recomienda la buena obra que ha ejecutado. Son frecuentes las lágrimas de los justos, pero en el camino; ¿acaso también en la patria? ¿Por qué no en la patria? Porque al llegar vendrán con gozo, trayendo sus gavillas 30. Viene la felicidad, ¿acaso vuelven las lágrimas? En verdad los que aquí lloran vanamente, sin razón ríen; íntimamente divididos por sus apetencias, lloran cuando son engañados y, cuando engañan a los demás, saltan de gozo. Lloran también éstos en este camino; lloran también ellos, pero no con gozo. Al volver vendrán con gozo, trayendo sus gavillas. ¿Qué cosechan los que nada han sembrado? Cosechan, sí, pero lo que sembraron. Dado que sembraron espinas, cosechan fuego, y no pasan, como los santos, del llanto a la alegría: al ir iban llorando, llevando la semilla; al volver vendrán con gozo 31; ellos pasan de un llanto a otro llanto; del llanto con risa al llanto sin risa. ¿Qué les sucederá, pues? ¿A dónde van a ir cuando resuciten? ¿A dónde si no a donde dijo el Señor: Atadlos de pies y manos y arrojadlos a las tinieblas exteriores 32? Ánimo, ¿qué más? ¿Habrá tinieblas, pero no dolor? ¿Acaso las palparán, pero no las sufrirán? ¿Acaso estarán privados de la vista, pero no sufrirán tormentos? De ninguna manera. No sólo habrá tinieblas espesas; no sólo se les quitará la belleza de que gozaban, sino que se les da también motivo para llorar. Para que no desprecies las tinieblas tú, disoluto, seas quien seas; tú, que acostumbras no sólo a no sentirles horror, sino a buscarlas para tus malvadas acciones y lascivos adulterios; tú, que acostumbras a experimentar mayor gozo cuando la luz se apaga; para que no las desprecies, sábete que no tendrás tinieblas tales que puedas gozarte en ellas, en las que te alegres, en las que te deleites con los placeres de la carne. Aquellas tinieblas no serán de este tipo. Pero ¿cómo serán, pues? Allí habrá llanto y rechinar de dientes 33. No fallará ni el verdugo ni el torturado; ni el verdugo se fatiga, ni el torturado muere. Habrá, pues, lágrimas eternas para los que así vivieron; habrá gozos eternos para los santos cuando al venir vendrán con gozo, trayendo sus gavillas 34. En el tiempo de la recolección dirán a su Señor: «Señor, con tu ayuda hicimos lo que nos mandaste; danos lo que nos has prometido».