SERMÓN 14

Traductor: Pío de Luis, OSA

Comentario del Sal 9,14

1. 1. Hemos cantado al Señor y le hemos dicho: A ti se ha abandonado el pobre, tú serás la ayuda del huérfano 1. Busquemos al pobre, busquemos al huérfano. No os parezca extraño el que os exhorte a buscar personas que vemos y experimentamos que tanto abundan. ¿Acaso no está todo lleno de pobres y de huérfanos? Sin embargo, busco al pobre, busco por doquier al huérfano. Pero ante todo he de demostrar a vuestra caridad que no es precisamente lo que buscamos aquello en que pensamos. Pues aquellos que se llaman pobres y lo son, a los que se dan las limosnas ordenadas por Dios 2, con referencia a los cuales confesamos que se escribió: Encierra la limosna en el seno del pobre, y ella rogará por ti al Señor 3..., este tipo de hombres abunda ciertamente. Pero hay que pensar en otra categoría más elevada de pobre. Este pobre forma parte de aquella categoría de la que se dijo: Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos 4. Hay pobres que carecen de dinero, que apenas encuentran el alimento suficiente para el día, y que necesitan de tal modo de los bienes del prójimo y de su misericordia, que no se avergüenzan de mendigar 5. Si es de ellos de los que se ha escrito: A ti se ha abandonado el pobre 6, ¿qué hacemos nosotros si no pertenecemos a este género de pobres? Entonces nosotros, que somos cristianos, ¿no nos hemos abandonado a Dios? 7 ¿Y qué otra esperanza nos queda si no nos hemos abandonado a aquel que no nos abandona? 8

2. Aprended, pues, a ser pobres y a abandonaros al Señor, ya que sois pobres como yo. Uno es rico, es orgulloso. En efecto, en estas riquezas, a las que el vulgo llama así, a las cuales se opone lo que vulgarmente se entiende por pobreza; en estas riquezas -digo- de nada hay que precaverse tanto como de la enfermedad del orgullo. El que no tiene dinero, carece de grandes posibilidades, no tiene de qué enorgullecerse; por tanto, al que no tiene de qué engreírse no se le alaba por no engreírse; al que lo tiene hay que alabarlo si no se enorgullece. Entonces, ¿por qué alabo al pobre humilde que no tiene de qué enorgullecerse? ¿Quién tolera a uno que, además de pobre, es orgulloso? 2. Alaba al rico humilde, alaba al rico pobre. Así los quiere el Apóstol, que, escribiendo a Timoteo, dice: Manda a los ricos de este mundo que no sean orgullosos 9. Sé lo que digo: mándales esto. Pues poseen riquezas que les impulsan internamente al orgullo; poseen riquezas, por lo que les resulta difícil ser humildes. Dame un Zaqueo, dueño de grandes riquezas, jefe de alcabaleros, que reconoce sus pecados, pequeño de estatura y más pequeño de espíritu, que sube a un árbol para ver pasar al que por él había de pender en un madero 10. Dame uno que diga: Doy a los pobres la mitad de mis bienes 11. ¡Pero eres muy rico, Zaqueo, eres demasiado rico! Veo que vas a dar la mitad de tus bienes, ¿por qué te reservas la otra mitad? Porque, si defraudé en algo a alguno, le devolveré el cuádruplo 12.

3. Pero un mendigo, el que sea, agotado por su debilidad, cubierto de harapos, extenuado por el hambre, me dice; me responde y me dice: «A mí se me debe el reino de los cielos, pues soy semejante a aquel Lázaro que yacía ulceroso a la puerta del rico, cuyos perros lamían sus llagas, y que quería saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico. Yo soy más semejante a él que nadie -dice-. Es a nuestro gremio al que se debe el reino de los cielos y no al que se viste de púrpura y lino y banquetea cada día de manera opulenta. Pues así era aquel ante cuya puerta yacía el pobre ulceroso». Contempla el término de uno y otro. Sucedió que murió el pobre y fue transportado por los ángeles al seno de Abrahán; a su vez murió el rico y fue sepultado. Tal vez el pobre no llegó a ser sepultado. ¿Qué sucedió después? Que estando el rico en los tormentos infernales, levantó sus ojos y vio al pobre, a quien había despreciado, descansando tranquilo en el seno de Abrahán. Y deseó una gota de agua de aquel que había deseado una migaja; pero, como amó la opulencia, no encontró misericordia. El siempre insensato y tardíamente misericordioso quiso que se acudiera en socorro de sus hermanos, pero no consiguió nada de lo que pidió 13.

3. 4. Así, pues -me dice- distingamos a quienes son pobres de quienes son ricos. - ¿Por qué me invitas a que asigne a esos términos nuevos significados? A la vista están los pobres y a la vista están los ricos. - Escúchame, ¡señor pobre!, acerca de lo que me has propuesto. Pues cuando dices que tú eres aquel santo ulceroso 14, mucho me temo que, por tu orgullo, no seas lo que dices ser. No desprecies a los ricos misericordiosos, a los ricos humildes; y para decir en una palabra lo que antes anuncié: no desprecies a los ricos pobres. ¡Oh pobre, sé tú también pobre; pobre, esto es, humilde! Pues si un rico se ha hecho humilde, ¿cuánto más debe ser humilde el pobre? El pobre no tiene de qué enorgullecerse; el rico tiene contra qué luchar. Escúchame, pues: sé verdadero pobre, sé piadoso, sé humilde. Pues, si te glorías de tu harapienta y ulcerosa pobreza, porque así fue el pobre que yacía ante la casa del rico 15, atiendes únicamente a que fue pobre y no miras a otra cosa. «¿A qué -dices- he de mirar?». Lee las Escrituras y encontrarás lo que digo. Lázaro fue pobre, pero aquel a cuyo seno fue conducido fue rico. Dice la Escritura: Sucedió -dice- que murió el pobre y fue conducido por los ángeles 16. ¿A dónde? Al seno de Abrahán, es decir, al lugar recóndito donde estaba Abrahán. No entendáis esto de manera física, como si el pobre hubiera sido llevado a la faltriquera de la túnica de Abrahán. Era «seno» porque era un lugar oculto, al igual que se dice en el salmo: Devuelve a nuestros vecinos a su seno 17. ¿Qué significa a su seno? A sus lugares recónditos. ¿Qué quiere decir: devuélvelos a su seno? Tortura su conciencia. Lee o, si no puedes leer, escucha lo que se lee, y advierte que Abrahán fue muy rico en tierras, oro, plata, siervos, ganados y posesiones 18. Sin embargo, este hombre rico fue pobre, porque fue humilde: Creyó Abrahán a Dios y se le imputó a justicia 19. Fue justificado por la gracia de Dios, no por su propia presunción. Era creyente, obraba con rectitud. Se le mandó inmolar a su propio hijo, y no dudó en ofrecer lo que había recibido a aquel de quien lo había recibido 20. Fue probado por Dios y puesto como ejemplo de fe. Dios ya lo conocía, pero tenía que mostrárnoslo a nosotros. No se envaneció con las buenas obras como si fuesen suyas, porque este rico era pobre. Y para que te des cuenta de que no se envaneció de las obras buenas como si fueran suyas -sabía en verdad que todo lo que poseía lo había recibido de Dios, y no se gloriaba en sí mismo, sino en el Señor 21- escucha al apóstol Pablo: Si Abrahán fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no delante de Dios 22.

4. 5. Estáis viendo que, aunque abundan los pobres, con motivo buscamos al pobre; lo buscamos en medio de una muchedumbre (de pobres), y apenas lo hallamos. Me sale al encuentro un pobre, y yo busco al pobre. Mientras tanto, tiende la mano al pobre que te ha salido al paso. A quien buscas, le buscas con el corazón. Tú dices: «Soy pobre como Lázaro». Sin embargo, este mi rico humilde no dice: «Soy rico como Abrahán». Por consiguiente, tú te enalteces y él se humilla. Así, pues, tú te enorgulleces, él se humilla. ¿Por qué te envaneces y no le imitas? «A mí -dice- en cuanto pobre, me llevan al seno de Abrahán». ¿No te das cuenta de que el rico recibió al pobre? ¿No te das cuenta de que es un rico el que acoge al pobre? Si te enorgulleces contra los que tienen dinero y les niegas la pertenencia al reino de los cielos, cuando posiblemente se halle en ellos una humildad que no existe en ti, ¿no temes que, después de la muerte, te diga Abrahán: «Apártate de mí porque me has injuriado»?

6. Dirijamos, pues, a nuestros ricos la misma exhortación del Apóstol. Este es su consejo: No sean orgullosos ni pongan su esperanza en riquezas inseguras 23. Las riquezas que consideráis llenas de placeres, están más llenas aún de peligros. Cuando era pobre, dormía más seguro; el sueño se hacía presente con más facilidad en la dura tierra que en el lecho plateado. Estad atentos a las preocupaciones de los ricos y comparadlas con la tranquilidad de los pobres. Pero escuche este rico para que no se enorgullezca ni ponga su esperanza en las riquezas inseguras. Use del mundo como quien no usa de él 24. Sepa que está de camino y que ha entrado en estas riquezas como en una posada. Repare sus fuerzas, como viandante que es; repóngase y prosiga su viaje, sin llevar consigo lo que encuentra en la posada. Vendrá otro viajero, que lo poseerá también, pero sin llevárselo. 5. Todos han de dejar aquí lo que aquí adquirieron. Desnudo -dice Job- salí del vientre de mi madre y desnudo he de volver a la tierra. El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó 25. No se lo quitó, puesto que a ti se ha abandonado el pobre 26. Desnudo salí del vientre de mi madre, desnudo he de volver a la tierra.

7. Escucha a otro pobre: Nada hemos traído a este mundo y nada podemos llevarnos de él. Teniendo vestido y alimento, con eso estemos contentos. Pues los que quieren hacerse ricos caen en la tentación y en una multitud de deseos necios y nocivos que sumergen a los hombres en la muerte y en la perdición. La avaricia es la raíz de todos los males; los que la apetecieron se extraviaron lejos de la fe y se enredaron en muchos dolores 27. ¿Quiénes son éstos que se extraviaron lejos de la fe y se enredaron en muchos dolores? Los que desean hacerse ricos. Que me conteste ahora el pobre andrajoso. Veamos si no quiere hacerse rico. Veámoslo, preguntémosle si no quiere enriquecerse. Conteste sin mentir. Oigo lo que dice su lengua, pero yo pregunto a su conciencia. Diga si no quiere hacerse rico. Mas, si quiere, cayó ya en la tentación y en una multitud de deseos necios y nocivos. No hablo de riquezas, sino de deseos. ¿Por qué? Porque anhela hacerse rico. Y de eso, ¿qué se deriva? Una multitud de deseos necios y nocivos que sumergen a los hombres en la muerte y en la perdición 28. ¿Adviertes en qué situación te encuentras? ¿Por qué me muestras que careces de bienes si yo te declaro convicto de tan ardientes deseos? Mira, compara ya a estos dos hombres. El uno es rico, el otro es pobre. El rico ya lo es, no quiere serlo: es rico, bien por sus padres, bien por haber recibido donaciones o herencias. Supongamos, admitamos que su riqueza es fruto de sus maldades; pero ya no quiere amontonar más riquezas, se ha impuesto un tope, ha fijado límites a la codicia; ahora milita su corazón al servicio de la piedad.

6. 8. Es rico -dices-. Te contesto: es rico. De nuevo, en tono acusador, replicas y dices: «Es rico por su maldad». ¿Y qué, si se hace amigos con las riquezas conseguidas con la maldad? El Señor sabía lo que decía; sin duda no estaba equivocado cuando mandaba: Granjeaos amigos con la riqueza de la maldad, para que también ellos os reciban en las moradas eternas 29. Si el rico hace esto, ¿qué decir? Ya pone fin a su codicia, ejercita la piedad. Tú no tienes nada, pero quieres ser rico: caes en la tentación. Quizá te hiciste extremadamente pobre y necesitado porque, teniendo no sé cuantos bienes paternos con los que te sustentabas, te los arrebató la calumnia de algún rival. Oigo tus lamentos; acusas los tiempos que corren; pero, si estuviera en tus manos, harías lo mismo que lamentas (haber sufrido). ¿Acaso no lo vemos? ¿No se dan a diario ejemplos de estos casos? Ayer gemía el que perdía sus bienes; hoy, perteneciendo ya a una clase superior, roba lo ajeno.

9. Hemos hallado al verdadero pobre, al piadoso y humilde que no confía en sí mismo; al pobre verdadero, miembro del pobre que, siendo rico, se hizo pobre por nosotros 30. Contemplad a nuestro rico que, siendo rico, se ha hecho pobre por nosotros; contempla a este rico: Todo fue hecho por él, y sin él nada fue hecho 31. Es más crear el oro que poseerlo. Eres rico en oro, plata, ganados, siervos, fincas y frutos; pero no has podido crearte todas esas cosas. Contempla a aquel rico: Todo fue hecho por él. Contempla a aquel pobre: La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros 32. ¿Quién pensará adecuadamente en sus riquezas? ¿Quién pensará en forma debida cómo hace las cosas 33 el que no es hecho, cómo crea el que no es creado; cómo forma el no formado, cómo hace cosas mutables el inmutable y cosas temporales el eterno? ¿Quién puede pensar debidamente en sus riquezas? 7. Pensemos en su pobreza, por si, tal vez, al ser pobres, al menos comprendemos esta. Fue concebido en el seno virginal de una mujer 34, encerrado en las entrañas maternas. ¡Oh pobreza! Nace en un albergue angosto; envuelto como bebé en pobres pañales, se le pone en un pesebre 35, y se convierte en alimento para sus pobres monturas; luego, el Señor del cielo y de la tierra, el creador de los ángeles, el hacedor y autor de todas las cosas visibles e invisibles mama, llora, se alimenta, crece 36, soporta la edad y oculta la majestad. Después es apresado, despreciado, flagelado, burlado, escupido, abofeteado, coronado de espinas, colgado de un madero 37 y traspasado con una lanza 38. ¡Oh pobreza! He aquí la cabeza de los pobres que yo busco, de la cual es miembro 39 el verdadero pobre.

10. Busquemos rápidamente al huérfano, ya que nos hemos fatigado en la búsqueda del pobre. ¡Oh Señor Jesús! Busco al huérfano, y lo busco fatigado. Respóndeme pronto a fin de que lo encuentre. No llaméis -dice- a nadie Padre en la tierra 40. El que es huérfano en la tierra, encuentra un Padre inmortal en el cielo. No llaméis -dice- a nadie padre en la tierra. Hemos encontrado al huérfano. ¡Que ore este huérfano! Escuchémosle e imitémosle. ¿Cuál es su oración?: Porque mi padre y mi madre me abandonaron. Mi padre -dice- y mi madre me abandonaron; pero el Señor me tomó a su cargo 41. Luego, si son dichosos los pobres en el espíritu porque de ellos es el reino de los cielos 42, a ti se ha abandonado el pobre. Simi padre y mi madre me abandonaron, el Señor me acogió; tú serás la ayuda del huérfano 43.