SERMÓN 6

Traductor: Pío de Luis, OSA

La vocaciónde Moisés (Ex 3,1-4,9)

1. 1. Al leer las santas lecturas, presté atención a lo escrito en la primera que se nos proclamó, y me dispongo a compartir brevemente con vuestra santidad lo que el Señor me sugiera, no sea que, entendiendo carnalmente los divinos misterios, no sólo no progreséis, sino que desfallezcáis. Y lo primero que salta a la vista de quien considera dicha lectura divina es que Dios se apareció a Moisés 1. Pero en su sustancia, como él es, Dios no se digna aparecer sino a los limpios de corazón. Pues así está escrito en el Evangelio: Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios 2. Sialguna vez Dios quiso manifestarse a los ojos físicos de los santos, no se manifestó en sí mismo, sino por medio de una criatura visible y sensible, en cuanto puede ser percibido por esta carne; o bien por una voz que sonaba a los oídos 3, o por el fuego perceptible a los ojos 4, o por medio de un ángel que se manifestaba en alguna forma visible, aunque representando a Dios 5. Así entendemos, hermanos, que se manifestó Dios a Moisés 6. Pues aquella Majestad que hizo el cielo y la tierra 7, que rige el universo y el mundo 8, a quien siempre están unidos los ángeles, que contemplan su hermosura con mente limpia, no se pudo manifestar a los ojos mortales de los hombres sino tomando alguna criatura visible y sensible a tono con estos visibles ojos físicos. Porque ni la misma Sabiduría de Dios 9, por la que fueron hechas todas las cosas 10, se hubiera manifestado a los ojos humanos de no haber tomado carne mortal.

2. 2. Así pues, igual que la Palabra de Dios, esto es, el hijo de Dios, tomó carne 11 para manifestarse a nuestros ojos, así Dios, para manifestarse a los ojos de los hombres, se dignó mostrarse siempre en alguna criatura visible. Con toda claridad se te dice en los Hechos de los Apóstoles que un ángel se apareció a Moisés en la zarza 12. ¿Por ventura es verdadero esta Escritura y falsa aquella? ¿O es verdadera aquella y falsa esta? Pero ¿qué decir? Si somos cristianos, si creemos como es debido, para nosotros ambas son verdaderas. Si, pues, ambas son verdaderas, ¿cómo se dice aquí que se apareció Dios y allí que se apareció un ángel, sino porque el mismo Espíritu que en los Hechos de los Apóstoles dijo que se había aparecido un ángel 13, expuso en esa lectura cómo se apareció Dios? Aquella declaración es la exposición de esta oscuridad. Para que no creas que Dios se apareció por sí mismo, se te expuso allí cómo se apareció Dios mediante una criatura, mediante un ángel. Y, si ello es así, ¿por qué te extraña que, cuando aparece el ángel, se diga: Dijo Dios 14, y Llamó Dios a Moisés 15, quien se acercó al lugar, y dijo Dios a Moisés 16? Porque no se presta atención al templo, el ángel, sino a quien habitaba en el ángel. El ángel mismo era, en efecto, templo de Dios. Si, pues, se digna habitar y hablar en un hombre, de modo que cuando habla un profeta se afirma: Dijo Dios, ¿cuánto más por medio de un ángel? Y cuando se dice: «Dijo Dios por Isaías», ¿qué era Isaías? ¿No era un hombre que llevaba su carne, nacido de padre y madre, como todos nosotros? Sin embargo, habla él y, ¿qué decimos de sus palabras? Esto dice el Señor 17. ¿Cómo, entonces, habla Dios, si es Isaías quien habla, sino porque Dios habla por medio de Isaías? Así aquí, cuando habla el ángel, se dice que habla Dios. ¿Por qué, sino porque Dios habla mediante el ángel?

3. 3. Resuelto ese problema, advertid también el hecho - en el que parece que se nos ofrece un signo- de haberse aparecido en una zarza, zarza que no se quemaba, no se calcinaba; aunque se manifestaba como fuego, no quemaba la zarza. ¿Cabe pensar que la zarza significa algo bueno, considerando que tiene espinas? Pues si el fuego hubiese consumido las espinas, sería signo de que la palabra del Señor dirigida a los judíos habría aniquilado sus pecados, y aquella ley habría puesto fin a sus iniquidades. Si, pues, el fuego en la zarza es como la ley en los judíos, entonces las espinas son a la zarza como los pecados a los judíos. Y aquí el fuego no quemó las espinas, del mismo modo que la ley no aniquiló los pecados.

4. Habla Dios a Moisés. Ya lo conocéis y no debemos demorarnos, por la premura del tiempo. Dice, pues: Yo soy el que soy; el que es me envió. Alpreguntar por el nombre de Dios, se le contestó eso: Yo soy el que soy. Dirás a los hijos de Israel. El que es me envió a vosotros 18. ¿Qué significa eso? ¡Oh Dios!, ¡oh Señor nuestro!, ¿cómo te llamas? Contesta: me llamo «Es». ¿Y qué significa «Me llamo Es»? Que permanezco eternamente, porque no puedo cambiar. Porque las cosas que cambian no son, porque no permanecen. Pues lo que es permanece. Lo que se cambia fue algo y será algo; pero no es, puesto que es mudable. Luego bajo la expresión Yo soy el que soy 19se dignó comunicársenos la inmutabilidad de Dios.

4. 5. ¿Qué significa, entonces, el que después se asignara otro nombre al decir: Y dijo Dios a Moisés: Yo soy el Dios de Abrahán, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob; este es mi nombre para siempre? 20Allí, porque soy, me llamo de una manera, y aquí tengo otro nombre: Yo soy el Dios de Abrahán, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob 21. ¿Cómo se explica? Porque como Dios inmutable, hizo todas las cosas por misericordia, y el mismo Hijo de Dios, tomando carne mutable 22, permaneciendo en su condición de Palabra de Dios, se dignó venir y socorrer al hombre. Así, pues, el que es se dignó revestirse de carne mortal para que pudiera decirse: Yo soy Dios de Abrahán, Dios de Isaac y Dios de Jacob 23.

6. Prestad ya atención a las señales que Dios ofreció a Moisés, al decirle este: Si el pueblo me dice «no te ha enviado Dios», ¿con qué señales les demostraré que me has enviado? 24Dios le dijo: Arroja la vara que llevas en la mano. Y él arrojó la vara, y se convirtió en serpiente, y Moisés se llenó de espanto. El Señor le dijo de nuevo: agarra su cola; la agarró y se convirtió en vara, como antes 25. Le dio otra señal: Mete la mano en tu pecho. La metió y se puso blanca como la nieve, esto es, leprosa 26.Porque el color blanco en la piel humana es una enfermedad. Métela otra vez en el pecho. La metió y recobró su color 27. Le dio una tercera señal: Toma agua del río y arrójala en una superficie plana 28. La tomó, la derramó y se convirtió en sangre. Con estas señales te escuchará el pueblo. Si la primera vez no te escucha, te escuchará la segunda o la tercera 29.

7. Trataré de explicar lo que todo eso significa, en cuanto me ayude el Señor. La vara significa el reino, y la serpiente, la mortalidad. En efecto, la serpiente dio de beber al hombre la muerte 30. El Señor se dignó asumir la muerte misma. Por tanto la vara, al llegar a la tierra, tomó la forma de serpiente, porque el reino de Dios, que es Cristo Jesús, vino a la tierra. Se revistió de la mortalidad que clavó en la cruz. Bien sabe vuestra santidad que cuando en el desierto el pueblo obstinado y soberbio murmuró contra Dios, comenzó a sufrir la mordedura de las serpientes y a morir de esa mordedura 31. Por su misericordia ofreció Dios el remedio, remedio que ofrecía una salud presente y anunciaba una sabiduría futura. Dijo Dios a Moisés: Cuelga de un palo una serpiente de bronce en medio del desierto y di al pueblo: quien haya sido herido, mire a esta serpiente. Los hombres heridos miraban a la serpiente y se curaban 32. Y elSeñor dio testimonio de ese signo en el Evangelio, pues, hablando con Nicodemo, dijo: Como Moisés izó una serpiente en el desierto, así conviene que el Hijo del Hombre sea elevado, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna 33. Pero eso significa: todo el que haya sido mordido por las serpientes de los pecados, mire a Cristo, y obtendrá salud para que le sean perdonados. 6. Así, pues, hermanos, esta es la mortalidad que tomó el Señor, y que es necesario que tenga su cuerpo, cuya cabeza es un hombre en el cielo 34. De ese modo, la Iglesia tiene la mortalidad, herida que le fue infligida por instigación de la serpiente. En efecto, debemos la muerte al pecado del primer hombre 35, mas, a través de ella, llegaremos a la vida eterna, gracias a nuestro Señor Jesucristo 36. Pero ¿cuándo llega a la vida y vuelve al reino? Al fin del mundo. Por eso Moisés tomó la cola 37, donde está el fin, para devolver la forma original.

8. ¿Qué significa aquella mano? 38 Sin duda, la mano significa al pueblo mismo ¿Qué significa el pecho del hombre? El pecho de Moisés es un lugar reservado de Dios. Cuando el hombre vivía en el secreto de Dios, vivía incólume y tenía buen color. Salió del lugar reservado de Dios, abandonó Adán el paraíso tras ofender a Dios, y enfermó. Aquella mano se puso blanca; pero la volvió al pecho, por la gracia de nuestro Señor Jesucristo, y recobró el color. ¿Y qué significa el agua? Esa agua significa la sabiduría. Con frecuencia se aduce el agua como semejanza de la sabiduría 39, y así se dijo: se originará en él una fuente de agua que salta hasta la vida eterna 40. Pero esa agua -es decir, la Sabiduría- que en la tierra se convirtió en sangre ¿no nos muestra a la palabra de Dios hecha carne y habitando entre nosotros 41? Sin duda. Así, pues, son todas realidades del pueblo futuro; son signos y misterios que atañen a nuestro Señor Jesucristo. Y si hay otras realidades cargadas de significado en los libros del Antiguo Testamento, sea que las entendamos, sea que no las entendamos, reclaman quien las investigue, no quien las convierta en objeto de reproche. Pidamos, pues, busquemos, llamemos, para que nos abran 42. A los antiguos se les anunciaron como hechos significantes; nosotros vemos ya en la Iglesia lo significado.